Los crecientes niveles de violencia y número de desplazados a causa de las atrocidades en Irak, Siria y otras partes del mundo convulsas por la guerra llenan nuestro corazón de tristeza. Estamos solidariamente al lado de aquellos que han perdido a sus seres queridos, sustento y hogar. Nuestras fervientes oraciones están con todos aquellos que sufren.
Hoy, (2 de diciembre) el parlamento del Reino Unido ha votado que las fuerzas armadas se involucren en bombardear Siria. Mientras que hay pleno reconocimiento de la complejidad que rodea la lucha contra el terrorismo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día está comprometida con la prosecución y promoción de la paz.
Como Iglesia, expresamos nuestra grave preocupación sobre la violencia que se está desarrollando en Siria, y que continua resultando en la pérdida de vidas, miseria y sufrimiento de hombres, mujeres y niños inocentes, así como el desplazamiento de unos 3 millones de sirios.
Hacemos un llamado a todas las partes involucradas en el conflicto sirio a cesar las actividades militares y restaurar los métodos pacíficos para resolver el conflicto. Creemos que el diálogo y las negociaciones, aunque difíciles, son preferibles a la violencia y la guerra.
A la vez que comprendemos que la paz no puede encontrarse en declaraciones oficiales, no obstante seguiremos buscando alguna medida de paz, donde sea posible, para aquellos cuyas vidas han sido afectadas por la guerra.
La creencia de que la violencia debería ser pagada con violencia está en contra de nuestra comprensión bíblica cristiana, y no trae los resultados deseados. Nos sumamos a los sentimientos del Dr. Martin Luther King Jr. cuando dijo:
“La peor debilidad de la violencia es que es una espiral descendente, aumentando lo mismo que busca destruir. En vez de menguar el mal, lo multiplica. A través de la violencia podréis asesinar al mentiroso, pero no podréis matar la mentira, ni establecer la verdad. A través de la violencia podréis matar al que odia, pero no podréis matar el odio. De hecho, la violencia solamente incrementa el odio. Y así continúa. Devolver violencia por violencia multiplica la violencia, añadiendo oscuridad más profunda a una noche ya de por sí vacía de estrellas. La oscuridad no puede sacar fuera la oscuridad, sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede echar fuera el odio, sólo el amor puede hacerlo.”
Véase también la declaración de la Iglesia Adventista mundial en 2003 sobre la guerra en Irak.
Por: Ian Sweeney, Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Reino Unido e Irlanda.